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«Paulo Coelho me inspiró para hacer el Camino de Santiago»

¿Por qué peregrinos de todo el mundo deciden hacer el Camino de Santiago?

Hoy volvemos con nuestra sección #CaminoTales, sobre las historias de esos peregrinos internacionales que deciden vivir esta extraordinaria experiencia: hacer el Camino de Santiago. ¿Cuáles son sus motivaciones? ¿Qué rutas del Camino de Santiago suelen elegir? ¿Repiten la experiencia?

Y por eso os traemos la historia de Brooke, una peregrina británico-estadounidense, que realizó el Camino de Santiago en dos ocasiones. ¡E incluso se hizo un tatuaje, a modo de recuerdo de la experiencia! Vamos a descubrir un poco mejor como fueron sus viajes.

Walking the Camino Galiwonders

-Brooke, ¿cuándo decidiste hacer el Camino de Santiago?

 A finales del verano de 2011, y a principios del otoño de 2015.

-¿Qué ruta del Camino de Santiago elegiste? 

En 2011 decidimos hacer una ruta bastante desconocida, el Camino Vasco del Interior (o Camino del Tunel) por varios motivos.  Por un lado, queríamos visitar Vitoria. Mi marido ya había estado antes en esta ciudad, y le apetecía muchísimo volver. Volamos a Biarritz, y nos llevamos nuestras propias bicicletas. Salimos ya del aeropuerto pedaleando sobre ellas. Viajamos por la costa durante un día, y después nos fuimos hacia el sur tomando el túnel, hasta que llegamos a Vitoria. Finalmente seguimos por el Camino Francés hasta llegar a Santo Domingo, donde dimos por concluido nuestro viaje.

En 2015 volamos a León, y desde ahí hicimos el Camino Francés.

-¿Cuántos días estuvisteis en el Camino?

En 2011 estuvimos 16 días (en bicicleta) y en 2015 sobre 35 aproximadamente (caminando).

-¿Hiciste el Camino sola, acompañada, en grupo…?

En 2011 con mi marido (aunque no estábamos casados por aquel entonces) y en 2015 con él y con mi hijo (de 3 años).

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-¿Cuáles fueron tus motivaciones para hacer el Camino de Santiago? 

En 2011 lo que me inspiró fue mi autor favorito, Paulo Coelho. No podría decir que nuestras motivaciones fuera exactamente espirituales, ya que ambos somos ateos. Sin embargo, la idea de caminar cada día únicamente con nuestra mochila y nuestros pensamientos ofrece una experiencia única. Poder dejar a un lado las distracciones del día a día. También te permite estar a solas con tus pensamientos, lo que puede ser de gran ayuda para aclarar nuestra cabeza, y a modo de recordatorio de las cosas realmente importantes de la vida.

En nuestro caso concreto, fue como un recordatorio de que las «cosas» no son una prioridad, y no es lo que nos brinda la felicidad. Sin embargo, las «experiencias» sí. Esta filosofía se ve reforzada cada día, cuando te ves forzado a transportar en tu espalda de todo lo que necesitas.

En 2015 sin embargo, fue una etapa de transición en nuestras vidas. Estábamos a punto de mudarnos de Reino Unido a Estados Unidos, y pensamos que sería una buena oportunidad para aclarar nuestros pensamientos antes de la mudanza. Además, fue una de las pocas ocasiones de nuestras vidas en la que ninguno de los dos estaba trabajando. Resultó bastante simbólico, ya que caminar por la zona más al oeste de Europa era una forma de representar nuestra llegada a EEUU.

-¿Tuviste que entrenar antes del Camino?

En 2011 sí, me preparé durante 4 meses. En 2015 no, ya que sabíamos que al viajar con nuestro hijo de 3 años no íbamos a poder caminar deprisa. Además, no teníamos el problema del tiempo, por lo que no había necesidad de caminar más deprisa que lo que nuestros cuerpos nos permitieran.

-¿Alguna anécdota memorable durante el Camino?

A mi al principio me costaba mucho relajarme. Estaba demasiado acostumbrada al ritmo de trabajo trepidante de una empresa, y al principio me costó dejarme llevar. Le diría a mi yo futura que se relajase, que se abriera a la posibilidad de cambios, a que estos ocurren cuando tienen que ocurrir.

-¿Mejor y peor parte de la experiencia? 

El Camino está lleno de subidas y bajadas, por lo que es muy difícil resumirlo en unas cuantas experiencias. Cada día estaba lleno de buenas y malas experiencias.

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La mejor y la peor parte del Camino en 2011:

En 2011, uno de los mejores momentos fue el día de descanso que nos tomamos en Vitoria. Nos pasamos el día comiendo tapas, desde el desayuno, la comida, y la cena. Y después salimos a eso de las 11, ¡y nos tomamos una cena de 4 platos! Llevábamos varios días haciendo unos 50 km en bici, por lo que teníamos muy buen apetito.

Alojarnos en el Albergue de Rabanal (que llevan unos estadounidenses) fue también una gran experiencia. Eran muy amables y se portaron muy bien con nosotros (veníamos llenos de picaduras de chinches de la parada anterior). Nos ayudaron a lavar la ropa, nuestras mochilas, y nos dieron una habitación privada para pasar la noche. Unas personas muy amables.

Una de las peores experiencias, fue cuando me caí de la bici. Me hice una herida bastante grave, con muy sangre, y me asusté porque no hablo demasiado bien el español.

También tuve una reacción alérgica a las picaduras de chinches, y tuve que ir al médico. Este resultó ser bastante maleducado, y dijo que no debería haber ido a España sin hablar español. No tenía ni idea de lo que me estaban haciendo, pero me pincharon algo en la espalda. En realidad esto me ayudó a empezar a esforzarme en aprender español.

La mejor y la peor parte del Camino en 2015: 

En 2015, la mejor parte fue conseguir llegar a Santiago de Compostela. Hace el Camino con un niño de 3 años conlleva una serie de desafíos muy particulares. Hubo bastantes ocasiones en las que pensamos que no íbamos a conseguirlo. Y cuando finalmente llegamos, fue muy emocionante.

La peor parte de este Camino fueron mis problemas de espalda. Me dolía tanto que tuve que optar por un servicio de traslado de equipaje entre etapa y etapa. Y la verdad que alrededor de esto existe un cierto estigma. Algunos Albergues no nos permitieron alojarnos en ellos por culpa de esto. Resultó un tanto frustrante.

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-¿Alguna recomendación que le harías a las personas que estén pensando en hacer el Camino de Santiago?

Que intenten no planificarlo todo y que se dejen llevar. Que no olviden llevar insecticida, y que piensen en los demás a la hora de evitar situaciones como esparcir chiches a lo largo del Camino. Que no se olviden del bañador, ya que hay muchas piscinas y ríos en los que darse un baño.

Muchas gracias por tu historia Brooke, ¡gracias por compartirla con nosotros!

Si queréis conocer otras historias de la sección #CaminoTales, no dudes en leer la experiencia de Krista, o la de Makiri, una Japonesa en el Camino de Santiago. 

 

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