Es tiempo de quedarse en casa y ser responsables para superar juntos esta situación, de la mejor forma posible.
Pero esto no significa que dejemos de soñar. De hecho, hay varias lecciones que estamos aprendiendo durante el confinamiento aplicables al Camino de Santiago. Veamos algunas de ellas.
10 lecciones del confinamiento aplicables al Camino de Santiago
1. La capacidad de adaptarnos a los cambios
Nuestra vida ha cambiado radicalmente respecto a lo que era hace tan solo unos meses, y probablemente nunca vuelva a ser la misma.
Somos muchos los que hemos pasado de tener rutinas ajetreadas, fuera de casa, con viajes y encuentros sociales constantes, a tener que ver la vida pasar a través del cristal de nuestra ventana.
Hemos tenido que volver a aprender que nuestra existencia está caracterizada por los cambios. Y nuestra supervivencia dependerá de cómo nos adaptemos a ellos.
Y esta es una de las lecciones del confinamiento que podemos aplicar al Camino de Santiago. Es posible que te veas sorprendido por la lluvia durante la etapa, o que cuando llegues a tu destino todos los alojamientos estén llenos. Que una lesión trunque tu intención de llegar a Santiago un día determinado, o que te sorprenda la noche a mitad de ruta por haber tenido que ayudar a un peregrino en apuros… Planificar es sin duda una opción inteligente, pero sin la capacidad de adaptarnos a los cambios y solucionar los problemas que puedan surgir en el momento, estaremos perdidos.
2. La virtud de la sencillez
Al igual que en el Camino de Santiago, el confinamiento nos obliga a la mayoría a disfrutar de una vida sencilla. Hemos tenido que aprender rápidamente a entretenernos siempre dentro de un mismo escenario. A ingeniárnoslas para sacar partido a nuestros días dentro de casa, sin grandes actividades ni planes en el exterior.
Y cierto modo, es una lección que podemos trasladar del confinamiento al Camino de Santiago (aunque lo primero sea en casa, y lo segundo en el exterior). El Camino se caracteriza por la sencillez, por valorar los pequeños detalles, gestos… Por dejar fuera todo lo accesorio, y concentrarnos en avanzar para llegar a nuestro destino. Muy similar a lo que estamos viviendo ahora.
3. Aprender a parar, escucharnos, conocernos a nosotros mismos
En ocasiones estamos tan atrapados por una rutina tan dinámica, que no encontramos tiempo para escucharnos a nosotros a mismos.
A pesar de las malas noticias, debemos extraer lo positivo de la situación, y saber encontrar en el confinamiento una buena excusa para detenernos, reflexionar, y conocernos a nosotros mismos. Es posible no volvamos a encontrar una oportunidad como esta. Se trata de precisamente de uno de los beneficios que resaltan todos los peregrinos que han tenido la oportunidad de hacer el Camino de Santiago. El hecho de salir de la rutina, tener tiempo para la reflexión, el autoconocimiento… No podemos cambiar la situación que estamos viviendo; pero sí somos responsables de intentar sacarle partido, y aprovechar aquellos beneficios que pueda aportarnos.
4. En el Camino todos somos iguales
Estamos siendo víctimas de un virus que no discrimina por sexo, capacidad económica, nacionalidad… Además, independientemente de quienes seamos y a qué nos dediquemos (salvo excepciones), todos debemos quedarnos en casa. Y esta es una lección del confinamiento que tiene todo el sentido en el Camino de Santiago.
Se trata de una experiencia única en el mundo que atrae a peregrinos de todo el mundo. Sin importar su edad, dinero, raza o profesión. En el Camino de Santiago todos somos iguales.
5. Saber agradecer y ser generosos
Cada día salimos a las 20:00 a nuestras ventanas a aplaudir a nuestros sanitarios. A darles las gracias por todo lo que están haciendo por nosotros, para salir adelante. Pero no nos olvidamos de todas las personas que tienen que salir a trabajar cada día, y que son tan necesarias para nuestro día a día: policías, bomberos, trabajadores de supermercados, de servicios de limpieza… A todos ellos damos las gracias porque están poniendo todo de su parte para que salgamos adelante.
En el Camino de Santiago, encontraremos también muchos motivos para dar las gracias. Desde los vecinos que nos desean ese agradable «buen camino». Hasta ese peregrino que nos presta su ayuda con los mapas cuando estamos perdidos. El hostelero que nos regala unas tiritas para hacer frente a las ampollas…
Sea en el confinamiento, en el Camino, en la vida misma… dar las gracias demuestra cuánto valoramos a los demás. Y dice mucho de nosotros mismos.
6. La paciencia en el confinamiento y en el Camino de Santiago
Sin duda una de las virtudes que hemos de trabajar durante el confinamiento, pero también en el Camino, es la paciencia.
Es comprensible que podamos dejarnos llevar por los nervios en determinados momentos; pero esa capacidad de saber esperar, con calma y tranquilidad, nos hará sobrellevarlo de la mejor manera. Debemos trabajar para sobrellevar las adversidades con fuerza, tratando de huir de las quejas destructivas constantes.
Lo mismo ocurre en el Camino: caminar durante kilómetros y kilómetros, día tras día, supone para muchos un gran ejercicio de paciencia. Sin esta virtud, difícilmente lograremos nuestros objetivos.
7. La importancia de establecer una rutina
Llevamos muchos días encerrados, y es importante establecer ciertas rutinas para mantener nuestra mente ocupada. Levantarse y acostarse a una determinada hora, ducharnos, preparar la comida, dedicar cierto tiempo a teletrabajar, a leer, a ver la televisión… Mantener un horario es fundamental, y no dedicar tiempo excesivo a determinadas actividades que pueden llegar a consumir nuestro día, sin aportar demasiado.
Aunque muchos hablan del Camino de Santiago como una forma de escapar de la rutina, no debemos tener miedo a esta palabra. El Camino de Santiago requiere rutinas, por supuesto. Desde poner el despertador cada mañana bien temprano para llegar a hora razonable a nuestro destino, hasta establecer un número de adecuado de descansos para lograr nuestro objetivo.
8. El establecimiento de pequeños objetivos
Cuando comenzó el confinamiento, se nos hablaba de la importancia de establecer pequeños objetivos, hitos. Reducir el número de contagios, el número de ingresos, ampliar el número de altas médicas, aplanar la curva… Para lograr una meta lejana, es necesario dividir el proyecto en pequeños trozos, e ir celebrando cada uno de ellos que logramos alcanzar.
Algo similar ocurre en el Camino de Santiago: la ruta es larga, llegar a Santiago de Compostela tomará mucho tiempo. Sin embargo, cada etapa es un pequeño camino en si misma. Cada kilómetro que caminamos, o cada día que llegamos a nuestro destino, son pequeños objetivos necesarios para llegar al final.
9. El humor es fundamental en el Camino de Santiago
La situación es complicada, eso nadie lo cuestiona. Pero una gran parte de sobrellevarla con éxito, depende del humor con el que la afrontamos. Estamos sumidos en una montaña rusa de emociones cada día: momentos tristes cuando llegan malas noticias, subidas cuando los datos son positivos… El duelo y el respeto no están reñidos con el sentido del humor. Se trata de una herramienta muy necesaria, en el confinamiento, en el Camino de Santiago, y en la vida en general.
A veces no podemos hacer nada por cambiar la realidad que nos rodea. Pero si podemos afrontarla con ciertas dosis de sentido del humor.
10. Lo más importante: las personas
La crisis actual está teniendo un gran impacto en diferentes sectores: el trabajo, la política, la economía… Pero nadie duda de que, en nuestro orden de prioridades, lo primero son las personas. Hemos tenido que para de trabajar como antes de confinarnos, y ello sin duda tendrá efectos en todas las familias. Pero la prioridad es la sanidad, tratar de evitar en la medida de lo posible el ritmo de contagios y salvar vidas.
Y resulta curioso que en el Camino de Santiago, el factor humano es un elemento fundamental. Cuando se pregunta a los peregrinos por anécdotas o recuerdos relacionados con su experiencia, siempre se suele mencionar a las personas. Desde ese peregrino con el que mantuve una amena charla en el albergue; aquella vecina que me acompañó hasta la farmacia más cercana; el niño que me animó con un «‘¡Buen Camino!» cuando creía que ya no tenía más fuerzas para caminar… No lo olvidemos, en el confinamiento o en el Camino de Santiago, lo más importante son las personas.
Y tú, ¿qué lecciones has sacado del confinamiento aplicables al Camino de Santiago?