Hoy nos gustaría compartir con vosotros este relato que nos ha enviado recientemente María, una clienta que estuvo este año en la Sierra de Outes, en las cabañas Glamping. ¡Muchas gracias María!
Nuestra experiencia Glamping en Galicia: el relato de María
Llegamos a la Sierra de Outes el viernes por la tarde-noche en coche. Los árboles tenían un encanto especial, con muchas ramas retorciéndose en la oscuridad que daban la sensación de estar entrando en un bosque mágico.
Nuestro destino eran las cabañas Glamping situadas en las inmediaciones del bosque, pero primero teníamos que llegar a la casa Perfeuto de María, dónde nos darían la llave y nos enseñarían nuestro nuevo hogar.
Encontramos la casa fácilmente, ya que a pesar de que se estaba haciendo de noche, estaba muy bien señalizado el camino. Una vez allí, nos atendió una joven muy agradable, con la calidez propia de los gallegos. La seguimos hasta nuestra nueva casa que resultó ser una preciosa cabaña de madera situada en un árbol. Allí nos entregó las llaves y nos preguntó cuándo queríamos que nos trajesen el desayuno.
Al ver el interior de la cabaña nos llevamos una grata sorpresa, tenía todo el encanto de una cabaña en el bosque, pero con todas las comodidades y lujos de un hotel. Una enorme cama de matrimonio en el dormitorio, sofá, TV de plasma, Wi-Fi…Pero lo mejor fue al entrar al baño en el que nos encontramos un precioso Jacuzzi que cuando probamos resultó ser una maravilla.

Luego fuimos a cenar en Noia, un pueblo muy bonito situado a muy pocos km de la Sierra y cenamos platos típicos de Galicia con sidra. Muy buena relación calidad precio.
El sábado por la mañana, la joven de la cabaña vino a traernos el desayuno a las 10.30 como habíamos acordado. Tan sonriente y dicharachera como el día anterior nos entregó una cesta de mimbre de gran tamaño. Cuando la abrimos vimos que tenía unas deliciosas tostadas hechas con pan de leña de la zona (mantequilla, mermelada…), un bizcocho artesanal de chocolate y naturalmente, un termo leche caliente y zumo de naranja natural. En nuestro caso pedimos Colacao, pero también se podía haber encargado café. Desayunamos en la terraza, en la que veíamos las copas de los pinos de los otros árboles, oímos el
sonido de los pájaros. Además el sol calentaba bastante, por lo que fue un desayuno muy placentero.
Después, nos fuimos a montar a caballo como teníamos planeado a la “Estivada Ecuestre”. Era lo que más me apetecía del viaje y no me decepcionó. Nos trataron muy bien, los dueños nos contaron que habían decidido montar la hípica hacia unos años (en realidad la dueña, y su marido la siguió). Nos dimos cuenta de que ganaban lo justo para vivir, pero se les veía muy felices haciendo lo que les gusta. Nos enseñaron unas nociones básicas para montar y nos fuimos de paseo por la Sierra. El paisaje era muy bonito, y la sensación de ir a caballo a través de las montañas incomparable. Al volver al establo estuvimos con los caballos haciendo fotos y acariciándolos hasta que nos cansamos. ¡Súper recomendable, para quitarse el estrés de encima!
Después del ejercicio, fuimos a comer a un restaurante típico de Muros, dónde las raciones eran enormes y deliciosas! La camarera, muy amable nos ofreció llevar las sobras en un tupperware y así lo hicimos. ¡Realmente recomendable y barato!
Por la tarde, decidimos visitar algunos de los lugares de los alrededores de la Sierra. Primero fuimos a la playa de Carnota, que estaba vacía y me tumbé en la arena a escuchar el ruido de las olas. Impresionante la belleza del paisaje y la paz que se respira en ese lugar.
Por la tarde, fuimos a visitar las cataratas de Ézaro, las únicas de Europa que desembocan en el mar y disfrutamos de la vista sobre una roca tumbados al sol, fue una sensación realmente placentera. También subimos a un mirador en coche, desde el cual las vistas son espectaculares. Además, paseamos un poco por los pueblos de Corcubión y Cee, con ese encanto marinero que sólo tienen los pueblos costeros.
Cuando ya nos íbamos a ir a casa, recibimos un mensaje de mi tía en el que decía que había un taller de cerámica que estaba muy bien. Sinceramente, fuimos sin demasiadas expectativas, pero la verdad es que resultó ser un lugar mágico. Nacho Porto, nos contó que lleva desde los 20 años dedicándose a hacer esculturas de cerámica, la verdad es que son realmente originales y cada una tiene una historia que él está encantado de contar al visitante, eran auténticas obras de arte. ..Nos enseñó su taller muy amablemente, a pesar de que tenía prisa porque se iba al teatro a Santiago de Compostela.
La verdad es que fui una experiencia inolvidable, que recomiendo a todo el mundo. Seguro que repetiremos, porque nos quedan muchas maravillas por explorar en la zona.
¡Gracias a Galiwonders por gestionar tan bien este viaje a nuestra medida!
Para más información sobre el Glamping, puedes consultar aquí .